Nadie cree en las encuestas, yo tampoco. Al igual que los fantasmas y aparecidos. No existen. Las encuestas no existen… pero que las hay… las hay.
Unas de esas mentirosas planillas con líneas de colores, divisiones etáreas precisas y sin conclusiones que ayuden a descifrar dibujitos y perfiles trae datos que – caprichosos, mentirosos e inútiles – logran que le preste la atención que se le presta a los malabaristas callejeros de las esquinas, cuando el semáforo da luz verde uno arranca, porque la vida debe seguir.
Con referencias a la provincia y posibles candidatos las mediciones de la encuesta que no existe indica que nadie tiene una alta calificación. Nadie. Eso no sería problema.
Los problemas que aparecen son dos. Segmentación por edades y división territorial.
Vamos a los bifes. Desde Rosario vuelan hacia la provincia Javkin y Lewandovsky. Hay un interrogante a develar: si no vuelan y disputan la ciudad…
Javkin no llega a “Santoto” (Santo Tomé). Lewandovsky tampoco. Desde el norte provincial Roberto Mirabella tiene el mismo problema de allá para acá y Pullaro lo tiene allá y acá con una diferencia: quienes trabajan dentro del radicalismo lo conocen pero, ay, pero dicen: “el Ministro de Lifschitz”. Tal parece que esa debería ser su carta de presentación: el ministro de un Jefe Político ya desaparecido.
“Quico” Bussato no tiene nada de conocimiento en el sur y hay un hecho que asombra: a Carolina Losada si, la conocen.
El lío (estas encuestas…) es que conocen a la Losada pero no tienen ni idea, repito, ni idea de quien es Scarpín.
Rarísimo el dato que oferta el binomio Losada / Scarpin, que fue la fórmula de senadores más votada en la provincia ¿Votaron Scarpin sin saber quien era…? Hum.
Que pregunten si va a seguir Perotti es obvio. El tema de la re elección para un segundo período es tan usual que lo beneficioso de la cláusula que lo impide (soy vehemente: esta provincia se salva porque no hay re elección y no hemos tenido ni un solo gobernador abogado y la frena en su evolución el mandato eterno de Diputados y Senadores y – además – la haría ingobernable la Unicameralidad) digo que lo beneficioso de la cláusula que lo impide – la cláusula no es conocida- comporta, tal vez por un reflejo del mecanismo nacional y un alto grado de desconocimiento de nuestras fórmulas de manejar mandatos en la democracia, una vuelta de tuerca llamativa. No es tema de charlas, pero lo dan por resuelto…y no es así. No hay re elección, ni la habrá aunque un plebiscito… no se. No se.
La pregunta que oficialmente hice ante los fantasmas de los encuestadores era de doble vía. Quien y para qué.
El “quien la hizo”, en rigor quien la encargó, quedó en un “secreto de estado” que deja fuera al peronismo… según creo. El peronismo tiene sus propios mecanismos para averiguar datos… y esos datos provocan caras largas en algunos candidatos, no en todos.
El “porqué la hizo (“porqué la hicieron”) trajo una respuesta directa, central y hasta creíble. No tenemos candidatos, no hay nadie firme, parece chiste, si no es Javkin que no mide, Pullaro que tiene placard o Carolina que no se anima… queda El Midachi que no quiere saber nada con Macri y Peña que lo humillaron cuando casi ganó una gobernación y lo mandaron a una verdulería (Panamá).
Entre el quien y el porque de una encuesta queda una lógica que, más allá de los números, que pueden disfrazarse, misturarse y alterarse un poquitín, aparece clara.
Primero, las encuestas, aún las inexistentes pueden disfrazar números, pero no cambiar tendencias y las tendencias son visibles: anónimos candidatos a colocar mediante “toooodas” las formas y el uso intensivo de los medios y los mediáticos. “No se si no traemos uno más, que labura en Buenos Aires, lo estamos estudiando”. No tiemblo, pero debería.
En esta encuesta inexistente, mientras Argentina se debate entre los Fernández y sus líos de un binomio bastante mal avenido, aparecen señales que pueden puntualizarse.
El reconocimiento que Región Rosario decide. Que nadie está casado con Javkin y/o Lewandovsky. Que Pullaro y/o Mirabella son los otros en disputa. Que Carolina sonríe y, aparentemente, espera.
Que Larreta, Bulrich, Manes, Macri, Scioli, Schiaretti, Masa, Kicillof, CFK o AF no tienen comprada la provincia… ni mucho menos.
También – cuidado – que no la tiene perdida el peronismo… ni mucho menos.
Que el Estado Nacional y los medios porteños influyen, influyen mucho pero no deciden y que, por el contrario, en el grupo de los 18 a 25 y 25 a 40 no son los medios de comunicación sino las redes y los medios alternativos los que deberían traer, solucionar, incidir.
Que es entendible la tristeza: años en política y no los conoce nadie. Dos apariciones en televisión y ya pueden probarse el traje de pre candidato.
No ahorré pregunta, ya que estaba ante los hacedores de una encuesta que no existe.
Pregunté por los Fernández y se callaron, como apesadumbrados. Pregunté por Milei y se sonrieron; “hablemos en serio”, dijeron. Contesté según manual, cuando traigan una encuesta en serio hablaríamos en serio. Y Listo. Qué embromar. Faltaba más. Encuestas fantasma y pretensiones. Demasiado por tan poco. Fantasmas, que ya se sabe, no existen pero que los hay… los hay.