Hablar del tema “Puerto de la Música” es tratar de abrazar un erizo. Algo se lastima. Provoca fastidio (me).
Buscando razones al fastidio (no las tiene, es fastidio) encuentro que discutir sobre lo obvio tiene un efecto parecido en el equilibrio (mi).
Es la sensación que aparece cuando leo que los Poderes Ejecutivos dicen que la culpa es de los Ministros o Secretarios. Tan obvio es el sistema de “la culpa es del otro” que hasta los por ellos nominados son, en un punto “el Otro”.
Con el tema Palacio de la Música el asunto es obvio. Una fábrica no es un palacio. Obvio. Una fábrica trae trabajos, sueldos, productos, otra oferta a la sociedad donde se emplaza.
Para que un Palacio de la Música sea trabajo deben existir a su alrededor habitaciones, negocios, comedores, debe convertirse en un centro productor de… trabajo.
Si no se hace la culpa será de El Otro. Sucede, ya sucede. Convendría abrazar el erizo.
Hacer un Palacio y que a su alrededor se genere trabajo de hoteles, conferencias, restaurantes, un shopping, un paseo no es algo que la “cofradía” de Supermercadistas desee.
Verdad inatajable. Rosario define diferente sus cosas. No mas shopping, no mas grandes superficies, en Rosario fabricaron una ordenanza a medida. Hoy, hoy mismo, muchos de ellos están enojados porque un Sindicato tienen 75.000 asociados cooperativos que compran artículos de primera necesidad y electrodomésticos con precios accesibles. Sociedad cerrada la de estos pagos.
La torre Aqualina (vieja casa museo de la familia “Slulitell”, destrozada para hacer una torre, motivó que viniese a convencer a un periodista que una torre mas alta que el Monumento a la Bandera, en zona de Barrancas, frente a El Monumento era posible, lícita y linda. No hubo convencimiento. Billetera mata emociones. Entre las explicaciones del Arquitecto Onetto me fue dicho que la profundidad de los pilotes hasta el recontrafondo fondo, fondo de una tierra cercana a las Barrancas del Paraná aseguraba la vida eterna.
Los pilotes en el recontra fondo, fondo del Paraná están allí en ese monumento a la Corrupción del Estado y el dislate que es el Puente Rosario Victoria. Sin vías férreas que hubiesen sido utilísimas, sin aceptar consejos (mejor Coronda – Diamante que ampliarían Región Rosario redireccionando cargas y vida social) dan un ejemplo, los pilotes. La seguridad. Su profundidad. Su costo. El estado pagaba. Fue una obra carísima. Lo que cuesta vale. Comunica dos provincias. Un país.
Cuando Oriol Bohigas, arquitecto catalán, vino a la Argentina, a Rosario, el tema Parque España fue cercano a una coyuntura, apareció una serie de artículos por un trozo de barranca desmoronada, un desastre sin víctimas, porque esos pilotes de quebracho, pilotes centenarios, estaban podridos. Muchos siguen podridos. Hablan sin ver el río y “la orillita”. Nadie advierte que están podridos. Oriol Bohigas vio, entendió, ordenó en consecuencia (justicia: previsión del Arquitecto Horacio Quiroga, eficaz y vigilante “arquitecto de obra” que el catalán aceptó. Desde el fondo, fondo, recontra fondo del río 7 metros hacia abajo, con puntas de acero (un lápiz Faber invertido) para que a “El Colegio Español” no lo voltee ninguna creciente inesperada ni tierras que se desmoronen. Igual que el Puente Rosario Victoria. Pilotes hacia el centro de la tierra. Piso firme. Costó muchísimo en aquellos pesos / dólares. La construcción sigue en dólares. Caros. Escasos.
Parece obvio decirlo, pero debe decirse: Serían unos 800 millones de dólares que una obra como el Palacio de la Música tenga piso firme para cualquier milonga. A precio de hoy y de mañana. Dólares.
Cuando Hermes Juan Binner (no se atribuya nadie este tema, fue y es de Hermes y su memoria) trajo de Cuba la idea le cambiaron Palacio, que era muy…. digamos, aristocrático, por algo mas plebeyo y socialista popular: Puerto de la Música. Por esa razón un Palacio se convierte en un Puerto. Y que no se bailaría tanta rumba y salsa… tal vez.
El arquitecto Niemeyer es tan loco y atrevido que co – inventó una ciudad en mitad de la selva, bancado por otro loco: Juscelino Kubistchek. Digresión: uno de los mejores slogan políticos que conozco es este: “O povo tem saudade de Juscelino…”
Oscar Niemeyer es uno de los pocos, acaso tan loco como Le Corbusier y Gaudí de crear / inventar sobre el imposible usando lógicas matemáticas de lo posible.
Brasilia fue/ es eso. La ciudad que inventó un atrevidísimo creativo, Oscar Niemeyer, bancado por el pos Varguismo.
Por “inventar” el Palacio / Puerto de la Música cobró, él y su estudio, una cantidad cercana a los 8 millones de dólares, contantes, sonantes y pagados. Maqueta, bocetos, dibujitos, una exposición en el Bernardino Rivadavia luego Roberto Fontanarrosa.
Si uno preguntaba sobre la parte de adelante de “la concha”, que era el eje del diseño, el espacio era para 2.500 espectadores. Con apretujones 3.000. Si uno preguntaba le decían “agorero”.
Nunca, pero nunca de los nunca contestaron sobre cómo harían para que el Río Paraná, su destino de caudaloso y sus barrancas inestables no interfirieran con el sueño de Binner. Todos sabían – saben -el costo. Todos especulan con el costo – repercusión – memoria- beneficio. No es un cálculo sin especulaciones. No.
Recordemos que decían 2.500 aplaudidores. Los que organizan espectáculos semi aire libre (techo volado hacia el cielo) saben que con esa cantidad de espectadores no hay ganancia.
El año tiene 52 semanas, solo posibles con suerte y buenos vientos 40 “finde” semana. No dan las cuentas porque, já, las entradas son amores y se necesitan miles de amores para que el ticket pague al artista y deje ganancias.
Metropolitano “junta” 4.000 y una playa para muchíiiiisimos automóviles (la del shopping). Desplazamientos rápidos y la inversión de Shopping ya resuelta. Una cosa paga la otra.
El Humberto de Nitto reúne 5.000 al aire libre y es mas económico y ojito, vamos a “los bifes”….
Los Bifes…(1) La parte de atrás de “la concha” puede ser estacionamiento, pista de baile, puede ser cualquier cosa pero, ay, es difícil imaginarla sobre la Avenida junto al Río. Espacio. Buses. Reconstrucción de eso, del paseo costanero y los árboles, las viejas tipas y sus florcitas amarillas. Alguien debe pagar tanto costo.
Los Bifes (2) son los terrenos a expropiar, los tres gremios con los cuales lidiar, definir el uso de la zona portuaria. Fin de las guarderías, cambio de paisaje y eso… ¿el paisaje?…
¿Es necesario mencionar otra vez la inversión para que el Palacio /Puerto sea seguro y sea lo que debe ser, un negocio? Negocio musical, negocio comercial, negocio social, negocio regional… Hum.
Resuelto por Hermes Juan Binner que debía hacerse aparece Jacinto Benavente (Los Intereses Creados).
El arquitecto “Pirulo” Corea, desde Barcelona, imagina cosas y las traslada a una admiradora suya, la arquitecta Codina, por entonces pareja de Hermes. Aparecen argumentos “urbanísticos”. Nada serio para una ciudad que crecía y crece como puede, sin obedecer planificaciones.
El Partido Socialista Popular (mayoritariamente rosarigasino y universitario) ve una obra emblemática, fenomenal relato, tan relato socialista que todos compramos. Por eso hablamos del Palacio /Puerto de la Música como algo rosarino y pesepo. Hacerlo es refirmar la identidad… pesepo.
Repito: Hermes. Es aplaudir a la memoria de Hermes, médico, no urbanista, ni paisajista ni arquitecto. Un bien intencionado, eso es rotundo.
La identidad rosarina, la identidad socialista, la identidad independentista… Bueno, bueno, cuidadito: no será con dineros del Estado Municipal, sino nacional. Hay que invertir mas de 1.000 millones de dólares o convertir todo en un sueño, una alegoría, un símbolo de la ilusión. Un “ que lindo hubiese sido”…
No sería una fábrica, sería una inversión nacional para que Rosario tenga eso: otro sitio simbólico. Una Muni que está fundida con un emblema carísimo que deben pagar los de afuera. No hay oposición, apenas advertencia.
A las preguntas se le deben agregar … preguntas. El tema estaba en el olvido, motivo de bromas sobre la inutilidad de algunos sueños personales que no pueden traducirse 20 años después del mismo modo. El tema estaba en el olvido pero resucitó. Recurramos a María Elena Walsh: “nadie sabe bien porque, a París… ella se fue”. Nadie sabe bien porqué.
Si alguien, por la zona tan amplia y rica como Región Rosario tiene ganas, consigue inversores privados y hace un emprendimiento privado de uso público con hotel, shopping y un Palacio de la Música aplaudimos, “bravooo”, no estaría mal y confesemos un secreto: Rosario envidia el Orfeo en Ciudad de Córdoba pero vayan a verlo. No es una salita para espectáculos. Es otra cosa.
Si hay que votar por un palacio o una fábrica el plebiscito está difícil. Habría que preguntar: ¿quien paga? Si hay que preguntar sobre la supuesta utilidad todos tenemos una guitarra bien templada.