“En cuanto a la definición de agobio se hace referencia al acto o el resultado mismo de agobiar. En cuanto respecta a este verbo, es una generación de preocupación, tristeza, ansiedad, dolor o aburrimiento a un sujeto en particular”.
“En ese orden de ideas, la definición de agobio es una manera de asociar un concepto, situación, experiencia y similares, con la opresión, asfixia, sofoco y el abatimiento que se experimenta como resultado de una presión, angustia o presión, ante hechos que son difíciles de soportar”.
Mauricio Macri ha conseguido agobiarnos. Quedamos como dice la definición de la RAE.
El problema crece porque no hay una opción que supere a Macri o que no lleve hacia CFK.
El fin de semana de los medios paridos en Buenos Aires hizo centro en el fútbol y ya fue escrito: un país Boca/Ríver no es un país, es una disputa.
La indefensión que pone a todos, aún los negociantes, traductores y lenguaraces del poder en situación de calle, de abandono, de inutilidad es el mensaje que cae al país al que quisieron colocar en posición de escucha de un mensaje que no fue Boca Ríver o Ríver Boca sino otro mas claro: no podemos.
Este estupendo personaje de historieta que ha sido, desde 1980, Aníbal Fernández, refería a la sensación de inseguridad. Negaba de ése modo lo obvio. País inseguro. Ciudad insegura. Vecindario inseguro, domicilio inseguro. Haría que agregar esto; agobio en el living de la casa, el sofá frente al televisor, agobio en los bares, en los clubes, en la tienda de campaña levantada en el centro de Barcelona, en España. Agobio.
No hay un aprovechamiento integral de este agobio, “preocupación, tristeza, ansiedad, dolor o aburrimiento a un sujeto en particular” porque no apareció enfrente una voz que retome las esperanzas. Parece de discurso y lo es. Somos latinos, emocionales, discursivos, expansivos, sentimentales, crédulos.
Que otra cosa que nuestras ganas de creer nos mantienen en mitad de una onda expansiva de la inflación, de una recidiva de la recesión, de una metástasis a repetición de la deudas y el PBI volviendo masiva la invasión de células del mal comportamiento financiero. Quedaba, recurso de los medios por delante, una función clarísima de “Pan y Circo”. No fue posible.
Todos sabemos que es un discurso futil que “quince inadaptados …blá…blá…blá”. Lo sabemos. Nos consta íntimamente, con un convencimiento casi de fe religiosa, que la droga, el narcotráfico, los negocios negros, los sicarios, los pata de plomo, los barra son la piecoita de atrás del negocio que Walt Disney le compró a la Fox y que ESPN sostiene por mitades y que vuelve mundiales y manejables las reacciones populares. Encausables. Cuesta creer que tanto amancebamiento salte por los aires. Sucede.
Si fuese un acto heroico de los primeros revolucionarios anti sistema sería fácil, hasta novelesco entenderlo. Ellos, los heroicos, tiraron tres botellas y cinco piedras al capitalismo salvaje. No fue así. Mezclamos las historias. Macri se aprovecha de la Bullrich, que es casi un “sargento García” pero, al revés de la historieta y vieja saga televisiva, Macri no es Diego de la Vega. Se aprovecha que no hay un Diego de la Vega pero estas son las situaciones mas inestables.
Uno, uno solo que diga (con voz clara y persuasiva)… “déjenme a mi, yo voy a arreglar este quilombo…” y las cosas serían diferentes. Soy periodista, soy escéptico. Diferentes. Peligrosamente diferentes. Como se sabe, no hay medicación (pastillas) para el agobio. Macri se aprovecha de eso. Por ahora.
Publicado en Urgente24 el 26 de Noviembre.