Estimado gobernador electo, Usted estará a cargo de tres problemas y un problemón desde el 10 de diciembre del 2023. No le tenga miedo al porvenir.
Le dejaron las cuentas ordenadas (eso es presunción positiva) pero hay cuestiones que deben atenderse apenas le den el “okey” y jure. Cuestiones en el Debe.
La democracia provincial tiene una base sólida: no hay relección, ningún gobernador desde 1983 a la fecha es abogado, Usted tampoco. El poder legislativo está atornillado, todo es como se suponía. En el sector Senadores, con gente que conoce su territorio y cómo defenderlo. Los pequeños feudos necesitan de Usted mas que la inversa, excepción hecha de un caso: si quiere sacar leyes. Necesita un hombre suyo para esas conversaciones; que no sea tan permisivo como fue el gobernador Bonfatti, eso es básico. La Cámara de Diputados tiene lo suyo, pero allí si que el diálogo es permanente porque no hay Gobernador que no tenga un representante / vocero de confianza. Elija confianza antes que velocidad de maniobras. Pero elija uno. Ni muchos ni usted atajando la pelota, eso ha sido frustrante en algunos casos.
Los tres problemas son básicos de la estructura de la democracia. No existe democracia sin el ejercicio de estos problemas como lo que son, de actividad diaria y permanente. De error y solución. Son problemas activos con una consigna permanente.
La democracia, con el voto popular y la alternancia como su llave de paso, se asienta en tres patas que deben transitarse como se ha dicho: diaria y permanentemente. Instrucción. Salud. Seguridad.
La provincia de Santa Fe tiene una deformación en su proceso de Instrucción. El gremialismo ha preferido una lucha por reivindicaciones salariales y actividad político partidaria. Los maestros se deben, a si mismos, la obligatoriedad de entrar al Siglo XXI. Muchos analfabetos digitales. El ministerio que debe regular la Instrucción Pública tiene presupuesto, cargos, contralores como su función febril… y burocrática pero no ha resuelto aquello que los gremios también tienen en ausencia: Adaptación al Siglo XXI. Va de suyo que una escuela con frío y una escuela con hambre es una enfermedad social que tiene dos culpables: El Estado y el Gremio. Arregle todo ya. La instrucción es un problema. Esa pata (son tres) está defectuosa. Atrasada. Enlentece el presente y suicida el mañana. No hay salida sin Instrucción, un pueblo bruto es un pueblo que acepta la mentira y la esclavitud. Somos bastante brutos.
La provincia tiene una deformación territorial con la salud. En los grandes centros urbanos no ha pactado, seria y transparentemente, con la salud privada, en la salud que paga el estado hay desigualdades y, básicamente, no hay un plan que asegure profesionales bien pagos, capacitados y a quien se les puede exigir. Toda la salud es una anécdota de abandonos de servicios primarios, vagancia, libertades excepcionales y ausencia de especialistas parte de un programa de salud común. Párrafo aparte la deformación del Región Rosario, ese presupuesto amañado, mentiroso, esa victimización y las protuberancias burocráticas que la convierten en un cuerpo extraño y peligroso para cualquier plan integral. En Rosario hay una mentira que se relata y relata, pero es embuste. No hay salida sin una eficiente salud pública… provincial. Un pueblo enfermo y un cuerpo sanitario ladrón de horas y servicios es un atentado al porvenir.
La provincia tiene la tercera pata de la democracia perdida casi definitivamente, casi irremediablemente. El remedio y la recuperación dependen del poder político. El monopolio de la fuerza es del estado. Voy a repetirlo: el monopolio de la fuerza es del estado.
Es la provincia, con su brazo armado, el que debe cuidarnos. El Estado ha perdido el monopolio de la fuerza. Su policía está en estado de descomposición, su cuerpo judicial es minusválido y el MPA ha tornado su destino intentando un órgano independiente que no atiende al problema integral: cuidar la salud social. Leyes. El robo, el peculado, la asociación ilícita, la complicidad, el perdón de los pecados y la absolución, por fuera de todas las articulaciones legales, ha hecho de la sociedad un sitio insalubre, inseguro, pecaminoso, donde si no aparece el orden quien gobierna lo hace sobre el desorden; en ése sitio toda fuerza es poca y todo juicio una parodia. Vivir en el desorden no deja justos, todos somos pecadores que no pagamos.
A la sociedad ha llegado este mensaje y el tiempo de recuperación es escaso porque la contaminación es grande y no cesa. Este mensaje en el plano nacional ya está haciendo desastres electorales, que son la advertencia de la descomposición social que de larvada pasa a bicharraco.
El problemón final, es el entendimiento sobre el hecho cultural: qué sociedad se mueve, porque se mueve y qué mensajes recibe. Una sociedad es una flecha resultante de todos los vectores que se suman y se restan y esa, la resultante, es la que deja el sedimento del que se nutre el día por día de la inteligencia, el raciocinio y los reflejos.
Así se crece. Así se estanca. Así se marchita una sociedad. Así murieron las civilizaciones. La sociedad se resuelve con memorias, antecedentes que dan mandatos, son los que definen, ordenan, que sostienen cerrar los ojos cuando el destello es grande, quitar la mano cuando hay una brasa, cubrirse de la intemperie y, finalmente, aprender que en el cada día se construye el porvenir.
Santa Fe ha perdido el día a día y, es obvio, ha empezado a perder el porvenir. Esa es su tarea: recuperar el día por día. Es eso o ayudar al suicidio en el que andamos.
La provincia no parece advertida que pasó el Siglo XX, que la Peste cambió formatos, leyes y sistemas y se aferra a cuestiones que ya no están. La provincia sigue fabricando – hasta ahora – un pasado que intenta reconstruir y eso no es malo pero es muy grave: debe construir un presente que ayude a la apertura. Debe abrirse a lo que somos: tercera década del siglo XXI.
Usted es el responsable por nuestro voto. En el 2023 aparece el primer Gobernador posterior la Peste y un nuevo orden comunicacional. Un facto cultural que sucede con nosotros, sin nosotros y acaso contra nosotros si seguimos atrapados en la misma solitaria colina donde se extraña el ayer.
Salud, instrucción y seguridad permiten la vida en sociedad. Deben reformularse. El hecho cultural, tomado como mandato, asegurará la puerta abierta al porvenir. Jerarquizar el pasado no es un pecado, puede ser injusto por excesos y olvidos pero lo que no contiene es un plan para los días que vienen, porque la nostalgia no es el hecho cultural que lleva a la evolución sino a la lágrima. Ya está bueno de llorar en Santa Fe. Suficiente. Entre sus colaboradores no busque llorones ni los que vienen por una cuenta sin saldar con sus propios pergaminos.
Conozco una sola clase de miedo en la función pública: el miedo al porvenir. Ojalá no lo tenga. Será conveniente para todos.