Mi infancia en Santa Fe tiene incorporada la bicicleta. La calle. El recorrido hasta el “Parque Garay”. Después a Guadalupe, por la Avenida Costanera (pavimentada hasta la mitad). Benítez, el bicicletero. Los “gomines”. La pinchadura, la cadena que se soltaba…
La bicicleta era de un mundo que se fue y allá se quedó. A la escuela en bicicleta. A la casa de los amigos y estacionada sobre el jacarandá de la vereda. Hoy es un im-po-si-ble.
A un ídolo rosarino, el “Trinche Carlovich”, lo tiraron al suelo, para robarle la bicicleta. Pegó contra el cordón, conmoción cerebral, complicaciones, huesos rotos. Se murió.
Volver a la bicicleta es un deseo, una moción de anhelo. Como Gestión Municipal fue, también, una añagaza arropada en los pliegues de la bondad porque…¿ quien mociona contra un mundo menos contaminado y a la velocidad de la bicicleta, tan humana, tan personal…?
Las bicisendas, que promocionaba el socialismo gobernante en Rosario por mas de 20 años, son otra herencia tóxica que recibió Javkin.
Confieso conocer ciudades con bicicletas en abundancia, que se corresponden con culturas sociales, comportamientos sociales… “correspondientes”. El comportamiento, ese “Folk Ways”, “Modos, Usos y Costumbres” resuelve problemas, Educación y eso intangible: Cultura. Repito, Cultura es el sedimento que dejamos.
En la serie “Borgen”, sobre tráfico de influencias entre políticos y periodistas en el poder, muchos de los diputados llegan en bicicleta. Hay tomas de ministros que así lo hacen. Es Dinamarca.
Una vez la intendente Fein usó el TUP (Transporte Urbano de Pasajeros, a poco la reconocieron y… ejem) El TUP es otra herencia tóxica. Demasiada ineptitud. Hum. Demasiada.
Hay que pensar en los horarios de quienes viajan en bicicleta. Pocos funcionarios. Pocos obreros en bicicletas públicas. La Fein no fue vista. Lifschitz tampoco. El flaco Binner si. Caminatas de fin de semana y bicicletas. Cada vez que reviso actitudes del socialismo encuentro a Hermes como el único que la emprendió con el presente intentando un cambio.
PEDAL Y POESÍA
Hay mucha poesía y romanticismo con la bicicleta. Ferrer dice lo suyo: “El flaco que tenía la bicicleta blanca; /Silbando una polkita cruzaba la ciudad. /Sus ruedas, daban pena: tan chicas y cuadradas /¡que el pobre se enredaba la barba en el pedal!…
Hay un tema inspirado en la mansedumbre de un coquetísimo barrio de Londres. “Les bicyclettes de Belsize / m’ont amené à toi /toujours heureux grâce à Belsize pres de toi” Texto en francés porque tomé la versión de Mireille Mathieu …Las bicicletas de Belsize / me han llevado a ti, /siempre feliz por Belsize, /cerca de ti…
FINÍSIMA DENUNCIA INATAJABLE
En Asterdam hay mas de 30.000 kilómetros de bicisendas y señalizaciones y lo mejor: comportamiento social. El colega Gerber, en nota publicada en el matutino rosarino, sobre las bicisendas rosarinas dice: “Otras son un verdadero engendro vial. Es el caso de la de calle Salta, que años atrás por falta de convicción de las autoridades municipales ante el reclamo de los frentistas terminó siendo una ensalada de elementos incombinables: carril de colectivos, autos, estacionamiento en la mano izquierda y ciclovía. Así, son frecuentes los accidentes que sufren los ciclistas cuando los conductores abren las puertas. Más peligroso no se consigue”.
Fue un invento de la “intendencia Lifschitz” que nadie se animó a desbaratar. El colega Gerber denuncia diseños “interruptus” en ciclovías. “Algunas están completamente desconectadas, como la de Presidente Perón que finaliza de manera abrupta en Ovidio Lagos y la de Rioja que hacia el oeste se corta en Corrientes y vuelve a aparecer en Oroño”. No van a ningún lugar.
Hay una frase de Gerber que quiero copiar: “pintar de amarillo el pavimento no es construir una ciclovía”. La falta de crítica periodística permitió al gobierno de Rosario, por mas de 20 años, resolver cuestiones en los medios, pero no en los hechos.
BICICLETAS A NINGÚN LUGAR
Hay un uso creciente de la bicicleta. Un uso absoluto de las “bicicletas públicas” que no usan bicisendas, que van por cualquier lado, obvio (¿Cuánto cuesta mantenerlas en buen estado?).
La peste en mi Pago movilizó mas, aún mas, la individualidad, habida cuenta el fin del TUP como se lo conoció. El TUP se fundió. Hacen falta transportes. Y una Cultura de la Bicicleta mucho mas. Es otra de las cuestiones tóxicas que le dejaron a Javkin para que se haga cargo. Cultura con personal excesivo. GUM e Inspectores Municipales intocables (coto del Gremio). Bicicletas sin destino formal. Modesta contribución la que aporto. Transcribo viejo poeta que conoció estos pagos y dice lo suyo:
“A los cincuenta años, hoy, tengo una bicicleta. Muchos tienen un yate y muchos más un automóvil y hay muchos que también tienen ya un avión. Pero yo, a mis cincuenta años justos, tengo sólo una bicicleta. He escrito y publicado innumerables versos. Casi todos hablan del mar y también de los bosques, los ángeles y las llanuras. He cantado las guerras justificadas, la paz y las revoluciones. Ahora soy nada más que un desterrado. Y a miles de kilómetros de mi hermoso país, con una pipa curva entre los labios, un cuadernillo de hojas blancas y un lápiz corro en mi bicicleta por los bosques urbanos, por los caminos ruidosos y calles asfaltadas y me detengo siempre junto a un río, a ver cómo se acuesta la tarde y con la noche se le pierden al agua las primeras estrellas….2 / …Yo sé que tiene alas. Que canta cuando vuela dormida, abriendo al sueño una celeste senda. Yo sé que tiene alas. Que volando me lleva por prados que no acaban y mares que no empiezan. Yo sé que tiene alas. Que el día que ella quiera, los cielos de la ida ya nunca tendrán vuelta”. Rafael Alberti.
UNA BUENA SÁBANA
Circula una chanza entre colegas. De tanta toxicidad de la herencia socialista el Intendente Javkin puede quejarse (desintoxicarse), no de la Peste en mi Pago. Es correcto. Ni dinero en caja, ni contratos claros, ni deudas saldadas, ni concesiones limpias y en marcha. Tampoco paritarias. Cuando se vaya la Peste la Región Rosario estará muy desnuda de previsiones. Al intendente le conviene tener una sábana a mano. Consejo: contar las desgracias alivia el alma.