Antes que el enojo suba sus decibeles. El eslogan de la “Revista Risario”, original de Manuel Aranda, era este: “ser rosarino es un chiste del destino”. Su aserto, tan discepoliano como inatajable, define la Región con lo suyo: el misterio.
Me siento autorizado a usarlo no sólo por haber conocido a Manuel, sino porque el registro de su significado es tan misterioso según quien lo lea y lo interprete. Chiste, porqué razón chiste ?… qué cosa es chistosa ?… es chistosa la ciudad ?… su destino ?…qué es destino en Rosario?.
Hace más de 40 años me propuse, con un joven músico, Néstor Mozzoni, escribir una “Cantata”, un trabajo tan conceptual como un atrevido puede encarar, registrando la épica de Rosario.
Apareció claramente que Rosario es una Región, no una ciudad. Límites difusos, sin héroes “fijodalgos” sin origen basal, sin fundador ni piedra fundamental y muchos caminos que llevan y traen; la relación especular y enfermiza con Buenos Aires, el origen europeo de la mayoría de sus actuales habitantes (descontados los refugiados y la nueva migración latinoamericana, con sus mini etnias y sus angustias, miserias, hambrunas y esperanzas).
Es una ciudad de estudiantes. De un número aproximado a las 150.000 matrículas terciarias, universitarias, del sector público como el privado, la mitad se corresponde con jóvenes de un círculo de 150 km alrededor. Una Región.
Consultado Franco Bartolacci sobre el número y el origen lo confirmó con precisión pero, se señala, es fundamental indicar que adaptó las funciones después de “La Peste” (servidores de alta tecnología para la enseñanza a distancia y los establecimientos en Puerto San Martín y otros). Claramente la UNR es de la Región Rosario. Entiende el mañana. Es una ciudad dentro de otra. “Tenemos los lugares de siempre en Rosario y, además, Casilda (facultad de Veterinarias y escuela Agrotécnica) y Zavalla (Facultad de Agrarias) y sumamos con escuelas medias El Trébol, Puerto General San Martín y General Lagos…Y después un proyecto de Ciencia y Desarrollo Agro Ecología en Máximo Paz”.
Esta región tiene 150.000 mentalidades puestas en un plano diferente. Que no son las mismas, se reciben, se van, pero no disminuye su número, por contrario, en la región, con el retorno y las mini migraciones aumenta.
Sobre 1981/2 trabajé para definir la ciudad en sus componentes más “cantables”, más visibles para una narración cantada. Sobre 1983 la estrenamos.
Ese origen portuario, aluvional, de altísima inmigración europea, aún existe. En Rosario se festeja –es el más grande acontecimiento popular- el “Encuentro de Colectividades” invento de un locutor (“El ruso Mariano”) y de un poeta funcionario (El negro Ielpi) desde los tiempos de Uzandizaga crece y crece.
La madre, la comida, el lejano pueblo, las raíces desnudadas en la distancia son la fundamentación, por detrás del comercio de un “plato típico”. Cada año más un millón de personas “se encuentran” en el entorno de El Monumento Nacional a la Bandera”. Un Monumento que, hasta la Cantata, no tenía canción de reconocimiento.
Desde la democracia de 1.000 años, nacida en el 1983, hasta hoy hubo sólo una gran mutación. Ahora, además, un Pacto.
La mutación: en la década del 90, por razones nacionales, se cerraron las playas de maniobras de los trenes, se corrieron los puertos, se pudo ver el río y visitarlo y los 4 puntos cardinales tuvieron un camino firme para llegarse a “los pagos del Rosario” a lo que es su índole esencial, no alterada, acaso entumecida y ya hablamos de eso, la índole rosarigasina es comprar y vender, crecer como centro comercial. Crecer. Afincarse. Extrañar el lejano sitio de los abuelos y advertir que hay un puerto.
Soy testigo completo y entiéndase como está dicho, soy testigo completo de un cambio: cuando vine, sobre 1960, en la Región Rosario, en la zona de las avenidas sobre el río, los camiones estacionaban, esperando para descargar en los silos. Había “vivac” con sus fogaratas, asados, la visita de las prostitutas a los camioneros (algunos no, claro está) y las músicas de todos los sitios, desde la chacarera al chamamé, pasando por la canzoneta y el tango. Eran noches diferentes a las del centro de la ciudad y sin embargo esa era la otra ciudad, la económica y su alcancía regional.
Desde la década del ’90 se tornó de ciudad portuaria a “ciudad de servicios” pero esa índole: servicios, aun no se completa, es flaca, es mínima.
Conceptualmente el equívoco socialista la lleva a una agonía a Rosario y su Región. No es la ciudad de las bicisendas ni de la buena salud. Más claro, los socialistas soñaban con Barcelona y descuidaron Empalme Graneros y Tío Rolo.
Comprar y vender es más que brindar servicios. No hay muchos hoteles. No hay muchos servicios. No hay un gran estadio para artistas internacionales y se debe improvisar en un autódromo, un hipódromo o una cancha de fútbol.
De aquella ciudad inmigrante, que en los textos de la Cantata lleva a insistir que no hay fundador ni talón en el cheque, se desprendió una sola excrecencia, mala e inatajable. Es el único cambio inapelable. Hay una realidad dura y difícil. Injusta. Real. Realmente injusta. En Rosario se comparte el mando con “Los Monos”.
La Región Rosario ya no es la “gasolera”, así reconocida porque los rosarinos no eran gastadores en sus viajes, doctrina de inmigrante que debe guardar para un mañana mejor, ni “comegatos”, adjetivo que, como parte de una mala maniobra periodística, un notero porteño facilitó. Hoy Rosario es la Ciudad de los Monos.
Por más de 25 años el socialismo tuvo el poder en Rosario y en los 12 años cuando sumó la administración provincial la fue suicidando sin piedad.
El socialismo pensaba una ciudad, la ciudad tenía su propio latido que el socialismo no advirtió.
El caso del Hospital Regional Sur es paradigmático. El arquitecto que lo diseñó (“Pirulo” Corea, vive en Barcelona) dice estar orgulloso de lo que hizo. El socialismo municipal y provincial lo inauguró, anunciando que se terminaría ya, ya mismo, al menos 10 veces. No está terminado, no lo terminarán, se asienta en una zona sin pavimento, cloacas, agua corriente, electricidad suficiente, gas corriente, vías de acceso rápido… Nada. De nada. Hoy construirlo de verdad trae esta cifra: 50 millones de dólares. Relato socialista.
Rosario no está bien. Tiene miedos, miserias, pocos planes, nebuloso porvenir.
Rosario tiene un problema que no se menciona: está en emergencia, plena emergencia.
Nada se hace sin intromisión de Los Monos. Advertencia: no es tan abierto como lo escribo pero, caramba, no hay espectáculo que no haya que pactar con los barras, los cuidadores, los dueños del territorio, barrios, escuelas, comercios, peajes y protección…
Cuando a la Ciudad de Los Monos o sus seudópodos, los honestos, la parte ejecutora de mínimas políticas de seguridad del Estado la irrita, le impide sus modos de libertinaje y prepotencia (el código narco es diferente y cuidado, es otra sociedad y otras reglas) hablan con su lenguaje, tirotean, se enojan, se irritan y son incontrolables. Crecieron entre el 2007 y el hoy.
El tema no se menciona en las campañas electorales locales y regionales, menos en las nacionales.
En los discursos el tema no es el eje de la vida en Rosario. Error. El tema es el eje de la vida en Rosario.
La otra cuestión es tan obvia que parece repetir aquello que sostiene Saint Exúpery: lo esencial es invisible a los ojos… de los que no quieren ver. La droga es esencial en el país, la droga en La Matanza, Bariloche, Córdoba, Recoleta está. Existe. Aquí también, pero… aquí se visibiliza.
Tengo el íntimo convencimiento que se compra, se vende, se consume, se vive y se muere en toda la Argentina urbana con la droga como uno de sus elementos constituyentes pero, damas y caballeros… hay un pacto que el socialismo no supo hacer, después hizo mal, ahora es un huracán y la Región Rosario se comparte – a tiros – en sus mandatos, en sus decisiones, con los copropietarios, verdaderos partícipes de las decisiones: Los Monos.
Rosario – hoy – cuenta entre sus socios al conglomerado delincuencial de Los Monos, sus competidores y los “dealers” y drogadictos sueltos. Esa es la tarea del porvenir. Desarmar esa sociedad. Con los socialistas y radicales creció. El gobierno peronista no ha podido detener el crecimiento.
Al revisar los textos de la Cantata describiendo aquel Rosario que entraba a la democracia (1983), re estrenada con éxito, siento que no se puede escribir una canción para decir que compartimos el porvenir con Los Monos, es muy fuerte.
Sí, en cambio, añoro un humor ácido y desesperanzado como el de Manuel Aranda que avisó allá, en el siglo XX, algo que no tiene vuelta. Ser rosarino es un chiste del destino. No me pregunte con quien se comparte ése destino, soy solo un periodista, soy el que hace las preguntas.