Miércoles 22 de abril

Perón y el coronavirus

Una querida amiga, Cristina D.  decía que, debido a la Pandemia en mi pago, vivimos en “actitud Scarlett”.  Hablamos vía red, nos debemos un efusivo abrazo mientras aceptamos, ambos, que la militancia en favor de una patria idealizada sigue aercándonos.

Investigadora, profesora titular de cátedras, fundadora de carreras de grado, su simplificación me pareció tan llena de connotaciones que decidí robársela. Un afectuoso robo autorizado. Vivimos en “actitud Scarlet”. Nota: pensé y repensé si debía aclarar algo mas que el lugar del personaje. El lugar es el cine y en el cine aquel filme tan ganador, un ganador para siempre que permite eso, volver. “Lo que el viento se llevó (título original en inglés: Gone with the Wind) película estadounidense de los géneros épico, histórico y romántico de 1939”. Allí vive Scarlett O’Hara

Está dicho, dejo otra constancia, la rueda se ha detenido. No hay una “perspectiva de domingo”, como dice Vinicius que traen los sábados. Lo único cierto es el ayer y debemos volcarnos a su encuentro, re encuentro, evocación y el sustento: la re escritura del ayer, el relato que se vuelve diferente toda vez que se lo frecuenta. Ni tan siquiera podemos dar certezas de la economía, la matemática de los bancos, la relación de fuerzas cuando aplaquemos a la Peste. ¿Qué habrá mañana? es un ensayo de supuestos que pueden ser divertidos y mentirosos, todos, pero todos encierran un peligro: creer que ya se conoce el porvenir. Ni econometría ni Tarot. La misma superchería sobre el final de un terremoto en ejecución. Repito: ha comenzado el Siglo XXI, deberíamos entenderlo. Aprender.

La nostalgia como fuente de toda razón y justicia puede ser suicida, novelesca tal vez, pero suicida. Respiramos estos días de peste con “Actitud Scarlett”. Al hacerlo, al fijarnos en el ayer alteramos las dos coordenadas en las que nos manejamos. Espacio y tiempo.

Cuenta la leyenda que el viejo Perón, hablando con jóvenes allá, en Puerta de Hierro, residencia que años después compró, mutiló y vendió a cualquiera el jugador Valdano (santafesino, importante futbolista y un poco fatuo, pero es la vida la que empuja) refería – Perón – a estas dos coordenadas y su explicación, tan mentirosa como eficaz en este relato, explicación que termina siendo novelesca, puede acercarnos una iluminación de esto que nos pasa. La ambigüedad de las coordenadas y la “actitud Scarlett”.

…” Ustedes fíjense, ellos han querido cercarnos, corrernos de la escena y trabajaron sobre las dos coordenadas en las que nos movemos los seres humanos y los pueblos. Espacio y tiempo. Me sacaron territorialidad, me quitaron el espacio pero no se dieron cuenta y me congelaron en el tiempo. En mi país no puedo estar, pero la imagen que persiste es la que tuve cuando lo dirigía. Ahora han puesto fecha a mi vuelta, pero el que maneja el tiempo tiene el poder y la vuelta la decidiremos nosotros, la decidiremos desde aquí y no cuando el General Lanusse y ellos lo decidan. Si manejamos el tiempo podremos volver a obtener el espacio, porque ellos lo ocuparon, pero no supieron llenarlo y ése espacio vacío está esperándonos. No nos apuremos. No hay que cederles el dominio del tiempo… Lo primero que enseñan en todos los manuales de todas las filosofías es cómo trabajar las ideas en el espacio y el tiempo… y eso, eso nosotros lo sabemos y ellos no, por eso volveremos…”

La referencia, novelada, indica las conversaciones con jóvenes militantes, cuando el Primer Gobierno del Partido Militar (1966 -1973) advertido de la necesidad de un retorno a la democracia, le puso fecha fija para inscribirse como candidato al General Perón (por entonces sin grado ya que, justamente, había sido degradado y juzgado como “Traidor a la Patria”) Una fecha tope para todos los candidatos que incluía, como requisito, la presencia territorial como validación imprescindible. El Espacio.

La Peste trae este juego de las dos variables en las que nos movemos fácilmente y la pregunta. ¿Que se lleva el coronavirus? Se lleva el espacio, porque nos encierra. Y congela el tiempo, volviendo la mirada hacia el ayer porque se insiste: será con debacle, con otro juego de valores éticos y otro concepto del gregarismo pero será mañana, hoy todavía no. Hoy el tiempo está congelado en la memoria y deberíamos reflexionar (deberían hacerlo quienes pueden, por su desarrollo intelectual) y re pensar esta imagen: cuando nos devuelvan el tiempo cuál será el modo o, mas exactos en la duda: ¿cómo estaremos en conjunto, en la sociedad, como estaremos en ese tiempo nuevo, diferente, otro, descongelado? El Desorden como eje es algo tremendo pero posible. La libertad y el orden otra vez en desequilibrio. Lo contrario es el “relato inventado de Perón y la Juventud”. Reponer una variable perdida: el tiempo.Tal vez sea eso: se va el coronavirus y empieza el deshielo.

El ejemplo de Perón, que tras 18 años de congelamiento en una de las coordenadas vuelve y retoma el poder formal, puede extrapolarse a todos los líderes políticos, dedicados a tratar de vencer a la Peste y luego retomar el manejo de la lógica: espacio y tiempo en un mismo punto así definido: “témporo/espacial”.

Es bien cierto que Argentina no es ejemplo mundial para nada (caramba, todavía no logramos definir el peronismo, metido en la vida popular desde 1945) pero los pueblos, mas allá de esta coyuntura que  tuerce cruelmente la rutina, la dinámica, el proceso histórico, que lo cambia, debería ubicarse en un punto de comunidad de proyectos. Una salida provechosa para un Estado Presente y con Proyectos Sociales sería la medalla del triunfador. Romántico anhelo. De lo contrario el coronavirus podrá irse, ojala, claro está, pero diremos en ése momento: no dejó nada bueno la tragedia. No supimos cómo usar el momento en que se torcieron las coordenadas y  estuvimos todos juntos. No supimos. Nos quedaremos en Actitud Scarlett. Lástima. Aquello era, apenas, una película. Eterna, sin dudas.