Martes 5 de mayo

La libertad no es lo que parece

La peste en mi pago trajo el tema de la libertad hasta el zaguán de la tapera industrial donde vivimos. La biblioteca trae el rejunte que confunde pero convengamos, la libertad es, pero no es la misma. Qué defendemos cuando hablamos de libertad….

 

“Escape from Freedom” de Erich Fromm (“El miedo a la libertad”) y “Un camino de esperanza” (“Un chemin d’espoir”, versión francesa) autobiografía de Lech Walesa tienen, entre sí, el tiempo que va de 1941, cuando se publica el libro que incluye el análisis del sicólogo sobre el Estado Nazi y el almanaque biológico del polaco Walesa, que naciera en el 1943 y fuera algo muy distinto y sin embargo tan cercano.

Erich Seligmann Fromm (Fráncfort del Meno, Hesse, Alemania, 23 de marzo del 1900-Muralto, Cantón del Tesino, Suiza, 18 de marzo de 1980) fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judío alemán. Durante una parte de su trayectoria se posicionó políticamente defendiendo la variante marxista del socialismo democrático.

Walesa no es un teórico de la libertad, tiene otro costado: En 1978 junto a Andrzej Gwiazda y Aleksander Hall, organizó el movimiento clandestino Sindicato libre de Pomerania (Wolne Związki Zawodowe Wybrzeża). Fue detenido varias veces en 1979 por desarrollar una organización «anti-estado», pero no fue declarado culpable en el juicio y fue liberado a principios de 1980, tras lo cual volvió al astillero de Gdańsk. Lech Wałęsa nació el 29 de septiembre de 1943 en Popowo, Polonia, hijo de un carpintero. Estudió primaria y formación profesional antes de entrar en el Astillero Lenin, en Gdańsk, como técnico electricista en 1967. En 1969 se casó con Danuta Gołoś, y la pareja tuvo ocho hijos.

Allí están, en la biblioteca, con esa cercanía que da el capricho de los estantes. Aquella diferenciación de la libertad positiva, la negativa y el diferente comportamiento del hombre y del hombre masa acompañó lecturas juveniles. Eso era Fromm, alguien que hablaba de la libertad parado en un punto teórico, después de sufrir los efectos prácticos de su falta.

A Walesa lo recibí como información periodística y el juego mas irónico y cruel, en Argentina, era el estudio comparativo de su trabajo sindical y el de sus semejantes /contemporáneos  en el gremialismo nacional.

En la edición de Editorial Sudamericana, de 1987, Walesa dice, en el capítulo titulado “500  días” que la “sensación” era que el obrero polaco vivía en una piecita del fondo de una casa y que, de repente, advirtió que era el dueño de la casa (metáfora simple del poder, del poder sindical y del manejo de las fuentes/modos de producción) El dirigente gremial venía de la práctica, de la lucha por la libertad y precisaba encontrar en un texto el porqué personal, “explicador / justificador” profundo de esa lucha. Su final no es el que se correspondía con sus declaraciones. Otro día, en otro momento y de otro modo, estaría bueno contar qué fue de aquello.

Fromm va por otro caminito. Las divergencias intelectuales con algunos miembros de la institución, especialmente Herbert Marcuse y Theodor Adorno, llevaron a su desvinculación del mismo en 1939. Estados Unidos y su sociedad amplifican diferente la misma canción: libertad. De hecho que es, pero no es lo mismo.

El 14 de agosto de 1980, tras el comienzo de una huelga laboral en el Astillero Lenin de Gdańsk, Wałęsa escaló su muro ilegalmente y se convirtió en líder de la huelga. Esta huelga fue seguida de forma espontánea por otras, por toda Polonia. En septiembre de ese año, el gobierno comunista firmó y acordó con el Comité de Coordinación de Huelga permitir la legalización de la organización, pero no sindicatos realmente libres. El Comité de Coordinación de Huelga se legalizó como Comité de Coordinación Nacional del Sindicato Libre Solidaridad, y Wałęsa fue elegido presidente de ese comité.

La peste en mi pago, conviene insistir, trajo el tema de la libertad hasta el zaguán de la tapera industrial donde vivimos. Para pensar un momento. La biblioteca trae el rejunte que confunde pero convengamos, la libertad es, pero no es la misma.

Adentro todos. Cuarentena. No es cárcel, es encierro. El de 3 años, el de 12, el de 18 y el de 25 y aún en su casa y con sus padre, tutor o encargado. Ahora, con la peste en “pause” ya que, a este mayo Argentina no llegó con los picos anunciados y que, para algunos es atraso, para otros lejanía y hay mas, si señor, los hay, los otros inspirados e inocentes, que son los esperanzados, que dicen que nunca llegará el altísimo pico de infectados que programaban. Tenerla cerca, no abandonarla, pero no timbear todo a la esperanza.

La programación del pico de la Pandemia, las muertes, para que se entienda, el punto mas alto de la sociedad contagiada, es el que llevó a la cuarentena y el fin de la libertad de circular. El confinamiento. El encierro. Encerrarnos para no morir, un Hamlet Lima Quintana al revés.

El 20 de marzo del 2020 en Argentina la sociedad toda, con poquísimas excepciones y referidas, básicamente, a salud y seguridad, la sociedad, el país se encerró por una decisión que intentaba preservar la vida de todos, la seguridad de todos, el porvenir común. Si no era de “todos” era, con información del caso, de la mayoría mas esperanzada posible.

Era encerrarse en el optimismo de la sobre vida y no esconderse del nazismo como régimen dictatorial y asesino y del comunismo, por las mismas razones. La cuarentena era / es otra cosa aún cuando el eje es libertad si, libertad no. Pero el enunciado es este: habrá secuelas definitivas.

La libertad es un eje de todas las socioedades y el libre albedrío y aquel ensayo del compañero Juan Jacobo y la enseñanza (el Emilio) definieron a María Montessori, a la escuela moderna, al futuro pluscuamperfecto del hombre encontrándose en el verde prado. A la educación. Já. La libertad se ejerce decía el Carlitos enterrado en Inglaterra. A Fromm lo guiaba esa memoria; a Walesa también. ¿Qué memoria quedará de las libertades quitadas el 20 de marzo en Argentina?

Está claro que el miedo al contagio, el miedo a la muerte guía a la obediencia debida al tema del encierro, si se me permite. Obediencia de vida.  La situación es rarísima. Castigaremos a quien no cumple, pero no hay legislación, jurisprudencia, ni siquiera catálogo de las faltas. Es falta o delito grave…

En el punto mas lejano de la extrañeza, la exclusión y la lejanía uno debe preguntarse:¿los que tienen 3 años qué entenderán de 45 días dentro de la casa, la guarida y los pertrechos para el crecimiento que en ella había? Qué quedará de estos días en esa memoria que graba todo y elige qué recordar y cómo comportarse mañana…

En el punto mas indecente de la crueldad uno debe preguntarse: ¿son los presos objeto de una doble persecución y/o cuidar su libertad un fin de la sanción? Cuidado. La libertad era/es el castigo y por el peligro de muerte se les otorga la libertad debida y a los comunes un encierro por riesgo de vida.

No quiero juzgar, ni quiero ni puedo. Ya he sostenido e insisto: los presos en las cárceles y los enfermos en hospitales.

No tengo respuestas al encierro protagonizado, sin vueltas, en el inconciente colectivo de un mundo entero. Ni Charlie podría resolverlo. Se que algo quedará, no se bien que es ni creo que haya muchos que puedan contar / analizar / explicar hoy, hoy mismo, el porvenir de los sobrevivientes.

Sobre la libertad chueca que ahora si, ahora vimos que si, que existe, tengo certezas.  Tengo una frase: cuidado, somos oferta y demanda, ni el aire es gratis, muchos menos gratuito un mundo obligado a esconderse y esperar el azar de la vida y la muerte una mañana cualquiera. “Al quemarse en el cielo la luz del día me voy. Con el cuero asombrado me iré, ronco al gritar que volveré, repartido en el aire a cantar, siempre.” Hamlet Lima Quintana no era alegre, pero todos entendieron su zamba. El, desde un lugar mas universal y hermético, hablaba de la libertad como la perfección no contaminada. Era poesía.