La Bicisenda que lleva a la muerte.

Vittorio Domenico Stanislao Gaetano Sorano De Sica (Sora, Italia, 7 de julio de 1901. LADRONES DE BICICLETA.

“El flaco que tenía la bicicleta blanca; Silbando una polkita cruzaba la ciudad…” (poema de Horacio Ferrer)

“Cambiamos fe por lágrimas /con qué libro se educó esta bestia / con saña y sin alma/ Dejamos ir a un ángel/ y nos queda esta mierda /que nos mata sin importarle/ de dónde venimos, qué hacemos, qué pensamos”…León Gieco

“En esta puta ciudad todo se incendia y se va, matan a pobres corazones, matan a pobres corazones”… Rodolfo Fito Páez.

“Jugó cuatro partidos, nada más, en Primera División. Y no fueron en Boca, River o Racing. Los dos primeros los jugó en un petit re-clasificatorio para evitar al descenso, vistiendo la camiseta de Rosario Central, el club donde hizo inferiores. Y los otros dos –40 minutos en total– en Colón de Santa Fe. Después, actuó en los sábados de ascenso o en el fútbol regional…”(Edgardo Martolio, Nota en Perfil)

«El objetivo es que los rosarinos puedan incrementar el uso de las bicicletas, por eso somos la ciudad del país que tiene más kilómetros de bicisenda por habitante», afirmó la intendenta Mónica Fein (desde el 11 de diciembre ex intendente).

“No se parece a ningún otro jugador que yo haya visto, a ninguno. He visto muchos. A ninguno, porque “El Trinche” no jugaba al fútbol, jugaba a la pelota”…Pablo Cribioli, comentarista deportivo 1960 /1995.

Nota, La primera referencia es a Vittorio De Sica. Si tengo que explicar porqué lo menciono deje la lectura, usted está fuera de esto y le advierto, estoy muy enojado conmigo. Las broncas con uno solo pueden descargarse en el otro.

El milagrito del croata. Carlovich es hijo de inmigrantes yugoeslavos. Croatas. Pocos en rigor lo vieron jugar. Hablar de él como jugador de fútbol es como dice Cribioli. Le gustaba jugar a la pelota. El milagrito es todos hablando de alguien a quien muy pocos conocen. Un catecismo. Un trozo de religión.

Tal vez el eje que emociona al punto del delirio literario es que no le interesaba ganar dinero sino divertirse.

Alguien, un estudioso al que le preocupe la sociología de la alabanza al fracaso, al lirismo, al que no fue y no te va a joder, ni molestar, ni quitar el sitio al que llegaste se convierte en algo permitido, bueno…no se, cuestión de estudiosos. Siga la flecha, alabemos al Trinche, nada malo nos puede suceder ¿Es o no es una estampita?

Hay otros detalles que las redes definen.

Tras su asalto, para robarle una bicicleta, una de las tantas que le robaron, en las redes nada. Digo, los principales referentes políticos y sociales nada. Era un robo. Uno mas. Una bici. Nada. Con la muerte todos colados. Es la vida mediática.

Su muerte borra el delito y se erigen las anécdotas de alguien a quien no vieron ni, obvio, nunca imaginaron. A sus asesinos sin voluntad de matar, ladroncitos sin otra vida que esa clandestinidad de una bicicleta a cambio de algo el asunto les quedó grande.

El pudor me enfurece. La jugada con gol “de chilena” en la cancha de Colón por un 9 llamado Mercado a los tatengues. Evita dando el puntapié inicial. Pelé azotado contra el alambrado en la misma cancha.

Perón expulsando a los “montos” de la plaza el 1° de mayo de 1974.  El jardinero marroquí, descalzo, sacando “basuritas” de la quinta 17 de octubre en Barrio Puerta de Hierro un 25 de mayo de 1973. Trabajador informal, por cierto.

Piazzolla recomendando escuchar a Pink Floyd. Borges diciendo que le gustaba el tango Ivette cantado por Jorge Vidal y mas Giorgie que nunca diciendo “ou est Mirtha Le Grand?.

Troilo a las 9 en El Viejo Almacén, con Grela.  De la vida vivida puedo dar cuenta. Antonio Gades bailando para su hijita en el chalet del Bosque Peralta Ramos un verano.

Me daría vergüenza, me daría cosita hablar de “El Trinche” desde la lejanía de un pantalón sano y un plato de comida asegurado por mil años. Me daría vergüenza extrañeza.

Hoy, hoy mismo si hubiese turistas, alguien pasaría por Urquiza y Entre Ríos señalando que allí, en aquella ventana, fijesé, era donde se asomaba la mamá del Che, nacido aquí…

Hace muchos años, muchísimos, un cartonero con carrito y caballo petiso, lleno de basuras recogidas, iba rumbo a su villa de miserias. La leyenda en la parte trasera del vehículo aún hoy me conmueve: “ yo sé quien fue Chopín”. Con el Trinche todos parecemos ese cartonero silbando La Polonesa.

Creo que vamos por esa senda. Uno detrás del otro subiéndonos a la deuda que tenemos con el de al lado.

Cómo nos escapamos de los mitos urbanos… Cómo. No hay zafe, no hay salida. Es tan grande la pulsión mediática que todos deben decir algo y yo también.

Confieso: nunca le hice una nota al Trinche. Iba poco a la cancha de Central Córdoba. Baños lejos. Horarios maldecidos esos del sábado la tarde. Lo saludé dos veces, de lejos. Jugó en “mi “ equipo. Colón. Poquísimo.

Estoy dispuesto a jurar que fue un buen tipo al que todos quieren recordar ahora, ahora que está yendo camino al olvido, por fuera de la bicisenda. El, estoy seguro, esquivaría las bicisendas porque se sabe, llevan al infierno a los ciclistas.