En el año 1934 Alfredo Le Pera y Mario Battistella escribieron la letra de un vals. La música es de Gardel. Amores de estudiante.
La versión de Gardel sigue siendo ajena a toda comparación, es incomparable. Pese a ser un vals donde nada extraordinario sucede el estilo que lleva de lo personal a lo general (no dice que le pasa al autor sino que simplemente sucede …” flores de un día son”…) permite que lo que cuenta (la liviandad de los amores juveniles, de estudiante) el que canta lo asume como propio y lo entiende y quien escucha también. No es una queja doliente y quejumbrosa o mejor: no está Discépolo, Nietzsche y el suburbio tristón e irreparable. Los jóvenes aman para siempre pero el siempre es flor de un día. Bailemos este vals. Es pura nostalgia. Lo entendemos.
En la jura de los diputados realizada el 9 de diciembre del 2021, televisada en parte por los canales comerciales, directa y completa por el Canal que el Estado paga para transmitir las sesiones de la Cámara de Diputados y que defiendo enfáticamente, para saber de que se trata, estas juras ante una Biblia, a veces remplazada o dejada de lado, adquirieron diversas formas del compromiso verbal, cercanas a la gitanería.
Las juras tan personalizadas se convirtieron en un sujeto de estudio, de observación, la oralidad como anhelo y como triunfo, aparece nítida una situación conjetural (diría My Dear Georgie) y en la conjetura lo que allí se prometía (livianamente, en mitad del bullicio familiar, los que ya habían jurado los que venían detrás, los que juraban en conjunto) salvaba algún recóndito punto de la corteza cerebral que lo necesitaba para el equilibrio pos Peste y que, por el mero hecho de prometerse estuviese realizándose y – al mismo tiempo – cada delegado del pueblo pudiese cumplir de por si y al momento aquello que prometía. Mucho en tan poco: un brazo extendido delante de un libraco, un caluroso día de diciembre. Ese brazo derecho extendido volaba hasta las mas altas cumbres divisorias de aguas, hasta el límite. Por detrás el esfuerzo hasta el cargo, por delante este, el cargo de Diputado.
Cargo:” Definición General. Oficio que ejerce un órgano del que es titular una persona en una determinada organización por un tiempo determinado de antemano.”
Enfáticos juramentos que desafiaban la seriedad apuntando al relato, la fantasía y, tal vez, una cuota de alegría por lo diverso e ilusorio. Amores de estudiante.
“… “por echar al FMI de la Argentina y América Latina y desconocer la deuda fraudulenta, por la juventud que lucha contra la precarización y en defensa del planeta, por la clase trabajadora y los pueblos del mundo”
“…por ‘les trabajadores’ de la salud héroes contra la pandemia; por la docencia que tuvo el peso de garantizar la educación que los gobierno no; por ‘les jubilades’ que son las víctimas de todos los ajustes; por la absolución de (César) Arakaki y (Daniel) Ruiz; a 100 años de las huelgas patagónicas; contra el pacto con el FMI y por el gobierno de los trabajadores en argentina y todo el mundo: sí, juro”.
“…porque respetemos por una vez y demos el ejemplo respetando la Constitución, las leyes y las fórmulas de juramento establecidas por el reglamento”.
Esta última es rara, juró por que los demás respeten el reglamento de la jura. Una suerte de Moebius de la gitanería, que es uno de los ejes de esta fórmula para librarnos de todo el mal y ponernos todo el peso de la culpa porque la respuesta es similar ante cualquier juramento:
“ si así no lo hicieses/hiciereis que Dios y la Patria os lo demanden…”
Pero che, mirá vos. El cierre por parte de quien toma el juramento, investido de un poder absoluto como para ejercer la amenaza directa es con eso, con una amenaza directa advierte que dos poderosos sustantivos, tan genéricos como absolutos, los perseguirán si no cumplen y, por la reversa, si incumplen aquello por lo que juraron se lo demandaran, sin especificar modo ni como ni cuando.
Un juramento realizado de modo caprichoso, a veces infantil, verdaderamente inocuo, porque ninguna de las formas personales se corresponde con las tradicionales, las fórmulas al uso que nadie ha tratado de mejorar. Si no arreglan la cuestión de las amenazas por fallar ante esta situación que adujeron como motivo de su presencia, serán demandados por Dios y la Patria. Feo asunto.
Tradicional juramento. Un buen punto. La fórmula nigromante del juramento, tan tradicional e inocuo que , sin miedo, deberíamos despanzurrarlo pero no. Tal vez cambiar o, acaso, preguntarse porque razón se realiza. Acaso para que aparezca este juego de ofertas y demandas de juras diferenciadas. Catárticas.
Desde fuera y siendo un lego supongo que el incumplimiento es “traición a la Patria” (no confundir con el Instituto Patria o aquellos hermosos zapatos rústicos, los “botines Patria”.
Perón, Rosas, Eustaquio Tolosa, aquel sindicalista portuario, escolta de Evita y que paró los puertos del mundo en nombre del peronismo malherido después del 16 de setiembre de 1955, fueron efectivamente declarados infames traidores a la patria; formal y definitivamente. Lo definitivo en Argentina, como se sabe, es temporal. Por otra parte ninguno de ellos había jurado nada delante de Biblia alguna en la que dejaron un juramento traicionado. Los juramentos son un perfil de país. Nuestro país. Nosotros,
“…ante Dios, la Patria, sobre los Santos Evangelios y “por las víctimas del terrorismo”…
“…“Por un Estado que cuide y acompañe y no que castigue y criminalice a los usuarios, no más presos por plantar”.
“…”Por la defensa de la soberanía nacional y por el pueblo bonaerense”.
“…”Por el Chaco, por Avia Terai y por las generaciones futuras”.
“…”Por el pueblo de la provincia de Córdoba”
“…”Por San Martín, para recuperar a sus héroes, por Corrientes y por la defensa de la familia”.
“…Por Perón, Evita, Néstor Kirchner, Cristina, los sueños de los 30 mil compañeros y compañeras y por mi provincia de Entre Ríos”.
“…Por el sacrificado y combativo pueblo jujeño, por la rebelión de los oprimidos contra el sistema capitalista y por la resistencia de más de 500 años de nuestros pueblos originarios”.
La geografía, el lugar de origen del “jurador”, que participa del emotivo juramento se convierte en compromiso que se asume para los tiempos venideros.
Hay dos elementos que deben ser plantados, no planteados, plantados en este texto. La diversidad de los juramentos se corresponde con la diversidad de pensamiento – que es muy visible, audible, considerable – y con una calificación que indique cuanto de melifluo, superficial, profundo y significativo se corresponde con jurar el cargo de Diputado Nacional en nombre del fin de la persecución a quienes plantan marihuana. No es risible, es atendible, esa persona tiene tal circunstancia y desde Ortega y Gasset sostenemos: hombre y circunstancias. El otro elemento es recordar que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes. Ajustemos la cincha. Ellos son. Por la elemental teoría de los emergentes aparecen, emergen (si se permite abundar en tal palabra) por nuestra soberana decisión.
Queda un juego de sobremesa después de un tinto abundante, una carne a punto y un buen tabaco (todos pecados capitales). Usted ¿por quien juraría y qué juraría cumplir al acceder a un cargo público por el voto popular? Dejamos fuera, claro está a quienes, como una diputada electa, no juró porque su religión no se lo permite, solo prometió. Con lo cual volvemos a Gardel, de donde nunca deberíamos irnos, para no tener que volver con la frente marchita ante tanto juramento.