Fernández y los Reyes Magos.

Es una antigüedad pero se entiende. Crecimos – muchos – con la creencia de Los Reyes Magos. Su agasajo, los camellos, el regalo.

Una decepción, acaso un crecimiento, tal vez el fin de una inocencia y una complicidad destrozada, seguro una mentira de esas que las iglesias suelen perdonar, se explicita como ejemplar con el tonto juego de la crueldad manifiesta: los Reyes son los padres Juanito.

Todos damos testimonio que se puede vivir, desde entonces, con la certeza del caso, era un embuste. También que una inocencia se va con ellos.

Puestos en la fineza que da la distancia y la aglomeración de complicidades, creencias y desengaños, la conclusión es obvia: vamos perdiendo la fe.

Los Reyes Magos son una cuestión de FE (permítame las mayúsculas). No hay retorno, una vez perdida no hay retorno. Llegamos a entenderlo y, de hecho, llegamos hasta donde sea que se estire el hilo o aguante el carretel sabiendo que aquello fue y que ya no será. Chau. Punto.

A OTRO PERRO…

El asunto se pone fulero si alguien viene y nos dice que los Reyes Magos existen y que mañana es 6 de enero y agreguemos, que hoy es 5 y debemos poner el balde con agua para la sed y el pastito para los camellos. Vamos. Che. Dejate de embromar. Ni es el almanaque – que no hace bromas – ni es el tiempo aquel de la primera niñez.

Tomaríamos a risa, acaso nos enojaríamos si alguien sostiene tal cosa y bueno, entonces, ¿porque creemos el tema de las vacunas que llegan hoy, que llegan mañana…? Porque hay una necesidad manifiesta, es la vida la que se juega. Volvemos a la fe. No es ciencia, es relato, es cuento, es fe. Permítame: es FE.

Poco solemne y nada de filosofía barata y zapatillas de goma. Sólo lo necesario, La vida lleva implícita la Fe y el Misterio.

Quien juega con estas cosas juega con eso: Fe y Misterio. El mismo fin de la inocencia abre la puerta al embuste, el fastidio, la superchería, la maldad, lo terrible y la miserabilidad. Misma puertita. No hay excusas, somos el pueblo que sabe muy bien de qué se trata. Se repite: los gobernantes juegan con la Fe y el Misterio. Lo aceptamos.

LO MAS Y LO MENOS

El periodismo no es leyes ni doctorados en Prudencia y / o Jurisprudencia, es mirar y contar desde donde nos para el oficio. Quien puede lo mas, puede lo menos. El oficio de “mirador y contador” no es grato o ingrato, simplemente existe. El periodismo es contar. Mirar y contar. Si estás ciego contarás mentiras. Simple.

Vacunarse antes que el otro, por miedo a la muerte posible, es lo mas. No hay esquives ni regates. No se puede pero se hace. Quien puede lo mas, que es avanzar sobre la posible vida / muerte de un semejante en mitad de la peste, puede lo menos, que es mentirnos sobre todo. Sobre todas las cosas. Inflación. Ganancias, dineros. Casas. Libros, salud, televisión, escuelas. Trabajo.

No aparece, parados donde estamos, una cuestión sencilla como es esta: controlar la secuencia: quien pudo lo mas podrá lo menos. Nos engañaron con las vacunas, se las pusieron a sus familiares antes que a mi Tía Pepa ¿qué razón nos dan para creerles el porvenir, este fino hilo del presente, la rueca que teje el pasado…? La Fe se la llevaron puesta cuando arremangaron el brazo.

LA RECONTRA MISMA PIEDRA

No pasa el tigre por su caminito sin esquivar el tronco y sortear la piedra. Vamos, votamos esto y esto y esto…votamos la misma piedra. No somos tigres. Polifemos distraídos aceptamos que la piedra se mueve y por eso volvemos a tropezar con ella. Un ojo no alcanza para tanta memoria distraída. Debería, pero no. En estos mismos días condenaron a un licitante de caminos que no se hicieron y coimas que se pagaron sobre esa huella chueca. No aprendimos. No aprendemos. No queremos. No podemos.

No es un licitante tramposo, no es saltear la cola de la vacuna y mandar a la calle (sin vacuna) a mi tía Pepa. No es la escuela que no, el trabajo que se fue, la escasez que llega, la ignorancia que sube, el destino que se ciega. No es eso. No solamente.

Todos los años nos corren la piedra y tropezamos de nuevo. En cada elección nos dicen ahora si, esta vez si y sabemos – íntimamente – que es no, que fue no, que será siempre no pero que importa si nos encanta el espejismo y las encuestas dicen, con rigurosidad de fotografía y espejo, que nosotros también nos vacunaríamos antes de tiempo y cobraríamos los certificados de obra, pagaríamos la coima, no haríamos la ruta y esconderíamos la plata en un banco porque… ya habrá tiempo de correr la piedra.

Suerte de los Fernández, habitantes de un país donde en cada enero seguimos saludando a Melchor, Gaspar y Baltasar, seres de carne y hueso, créannos, no los vamos a defraudar.

Colofón: estamos esperando que, además, alguien proponga una cuestión de género y haya que cambiarle el sexo a alguno de los Reyes, che, perdón, un pedido, a  Baltasar no, porque incorporaríamos temas de apartheid y racismo demasiado pronto, aunque ya llegará , esto es Argentina, somos tan perfectos…