Comunista

Los comunistas argentinos tienen historia, pasajes de luchas serias y mártires. En la historia han sido eso. Minorías políticas. Inquebrantables.

La realidad del comunismo en 2017 en Argentina es de Vaudeville. Tal vez de Grand Guignol. En rigor nadie sabe si hoy existen como tales partidariamente. Digo, con fuerza para trabajar sobre el pecado burgués. Que otra cosa es el marxismo teórico, ya se sabe. Pocos libracos han ayudado a interpretar la historia (aún la nacional) como los fundamentos del tío Carlos y el tío Federico. Una interpretación. Un camino claro. El sobrino Piketty, en el Siglo XXI, sigue teniendo razón. Menos gente con mas capital concentrado y muchos mas pobres. Muchas palabras para algo visible a simple vista.

El peronismo, recordemos, insiste en su marchita militar:”…combatiendo al Capital”… Trabajar racionalmente lo que se hace emocionalmente puso, en muchos casos, al marxismo como al “freudismo”, en intérpretes del diván de los hechos históricos consumados.

El comunismo tiene ayer y por tanto acepta al tango: dolor de haber sido, vergüenza de ya no ser (atención, ha sido dado vuelta ex profeso el texto de la misa tanguera, aquella de arrastrar por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser) Aburguesamiento no es corrupción.

Sentado en un café de Madrid una noche de otoño, benévolo otoño, el asunto se mira, se ve, se toca de otro modo. Estoy sentado comiendo un pulpo con quien es/fue  el nombre, el hombre, el titular de “IU”. Izquierda Unida. Fue el 10% del pensamiento político de España. Cayo Lara es tranquilo y seguro.

“Buscaban alguien que fuese igual a los demás, alguien  del pueblo”. “Ya llevaba yo varias marchas y cortes de la carretera por los asuntos injustos, siempre fui del partido y siempre supe que debíamos trabajar unidos”

Lo invito a Rosario. Promete venir. A la Federación Agraria. Cayo Lara viene del (pongamos) gremialismo agrario. Es comunista, marxista y punto. Sorprende una pregunta suya:”¿Cómo era Evita?” (tiene un libro de mi autoría, acaso una biografía maldita del peronismo : “Perón y su tiempo” donde intento mirar al viejo con ojos cuasi marxistas).

Cuento de su muerte en 1952 (que es el año de su nacimiento) y de una llamarada, ya que entra en la política social sobre 1946 y muere seis años después. Con 33 años, le aclaro, para marcarle que fue con 27 años que arrancó su flamígera presencia. “Joder, qué hermosa comunista hubiese sido…”  me dijo Cayo… y me dejó pensando. Todavía. Hoy. El comunismo, si te agarra distraído, te deja pensando.