Acaso el Coronavirus sea un disparador tan evidente que nada se puede decir, sobre las nuevas posiciones de la sociedad en la Emergencia Mundial, que no se corresponda con hechos visibles.
La Cuarentena se explica sola como encierro no premeditado digamos allá, en el 12 de diciembre del 2019, cuando todas las autoridades de la democracia estaban constituidas. Ni Pablo Lautaro Javkin, ni Omar Angel Perotti,ni Alberto Ángel Fernández, el porteño se habían preparado para lo que pasó. La Cuarentena se explica sola. Los gobernantes elegidos por el pueblo nada sabían de esto y nada saben, en rigor, mas allá de cuanto se aprende sobre la marcha. No es acusación, es descripción.
El primer caso del ataque viral en Argentina se lo ubica en el 3 de marzo de 2020. El 20 de marzo del mismo mes y del mismo año las cosas cambiaron. Ni ensayo, historias o leyes pre existentes servían al punto de resolver la cuestión. Cuarentena.
Es tan obvio que el asunto cambiará el mundo conocido, desde los términos de intercambio hasta el carácter, las relaciones y la memoria y su traición, el relato, que abundar sobre lo conocido es exceso. No seremos los mismos. Corrección. Los sobrevivientes no seremos los mismos (en ese plural, “seremos”, está escrito mi deseo de pertenecer)
LOS RIESGOS EN EL DIVAN
Los que pasaron los 60 años, en otros sitios los 65 y, en todos los casos con indicaciones biológicas sobre los 70 años de vida, dan un motivo numérico al peligro y se convirtieron en personas con mayor riesgo de muerte. Las estadísticas no son tan fieles como los ejemplos mas terribles. Un geriátrico aportó mas muertes que el barrio donde funcionaba. Es un caso. Pone en tema. Hay una discriminación tan exacta que no se puede disimular.
Los descuidos de la cuarentena y la vida suelta, como antes de la Pandemia, dan otro marco al horror. Hasta ahora los pueblos que no atendieron las señales del peligro y no tomaron esto como lo que es, una guerra virósica indiscriminada, se encuentran al punto de este mes de mayo del 2020 en peores condiciones que quienes entendieron el peligro mundial como un peligro atinente a sus propios grupos sociales. Disculpen la repetición de la palabra ”peligro”. No convienen los sinónimos. Es clara la amenaza individual y colectiva que así se define. Peligro. Es tan visible que no se puede equivocar el juicio. Hay una discriminación que no se puede disimular.
El tercer descuido aparece con todos los otros grupos. La sociedad es una cuando se la menciona de tal modo, como un genérico. Raza. Sociedad. Pueblo. “Los rosarinos” sería un ejemplo. Si se divide por edades los infantes encerrados tendrán sus problemas, los adolescentes igual, los sin trabajo, los que viven en sitios marginales, mugrientos, sin agua, luz, sin Siglo XX y ahora peor, sin Siglo XXI se comportan como sectores que, con o sin peligro de muerte inminente, también saldrán de esto, cuando salgamos todos, con marcas permanentes, saldrán distintos. Hay una discriminación tan exacta que no se puede disimular.
Un párrafo especial, muy singular, ocurre con el comportamiento de la sociedad con quienes están en el rubro: empleados de la Salud. La Salud, como debería saberse, es atinente al Estado. Es de su estricta competencia. A veces descuidada, pero es de su propiedad. Hasta los permisos para ejercerla de modo privado, comercial, con fines de lucro, necesita la autorización del Estado. Los empleados de la Salud están en una circunstancia muy difícil de calificar. Se los necesita de modo absoluto. Estudiaron y se prepararon para eso. Su trabajo implica riesgo de muerte. Su re inserción cotidiana en la sociedad comporta recibir insultos de quienes los conocen y no los aceptan re integrados al domicilio, el hábitat. Extraña cuestión. Se depende de ellos y se los insulta y se pide su aislamiento. Hay una discriminación tan exacta que no se puede disimular.
El conjunto de la sociedad necesitará un diván (también un bolsillo) y leyes diferentes. No seremos los mismos. Es tan obvio que se insiste: abominen de quienes ensayan perfiles del porvenir: son todos aventurados e infelices, cuando no intencionados, pagos y, en todos los casos, irreales. El mañana es una realidad que circula en la cinta de Moebius o en una calesita tramposa. Nadie sabe dónde y cuándo y de qué modo se acomodará la sortija.
CUIDADITO CON LAS PALABRAS
Todo aquello que se dice hoy volverá mañana. Estamos en estado de Jauría. Definamos. Jauría. nombre femenino.1-Conjunto de perros que participan en la caza dirigidos por una misma persona.»los cazadores y la jauría acosan a un jabalí; (fig) una jauría de automóviles» 2- Conjunto de personas que se manifiestan furiosamente y con peligro. Ejemplo: «ratificó ayer que considera que el concejal es el instigador de una jauría humana que se comporta con absoluta irracionalidad» Agreguemos otra: Sustantivo femenino. Este término se refiere a un montón, conjunto o agrupación de perros mandados por el mismo perrero que se levanta la caza en una cinegética. Grupo de quienes persiguen o hacen una persecución con saña a un individuo o en un solo grupo.
Aumentemos el eje, consagrémonos a un hecho singular que influye en lo general, porque de allí viene. Los presos y las cárceles.
El eje, del que no deberíamos apartarnos, es aceptar que la cárcel es el límite entre aquello que se permite legalmente y aquello que no se permite. A tal punto no se lo permite que se castiga al no cumplir, al pasarse mas allá de lo permitido. El preso es alguien que no cumplió con la ley y puso en peligro a la sociedad… que dictó esas leyes para protegerse.
Difícil escapar a este laberinto del Bien y del Mal… en cada sociedad. Las Cárceles son sitios para marcar ese límite y si se lo anula o altera, a la Cárcel, al límite, se altera el concepto de culpable e inocente, de delito y trabajo legal, de nuestras espaldas a la noche y del Bien y del Mal.
La pandemia, que alteró el encierro y la libertad de transitar, que dividió en mayores de 70, en menores de tanto y tanto, que no sabe muy bien cuáles son los castigos reales, los verdaderos, por trampear las cuarentenas, se encontró, además, con otra discriminación. Presos que quieren salir y sociedad que dice pobrecitos, morirán todos y quienes sostienen, no morirá ninguno y están presos desde antes del coronavirus.
Tengo la íntima convicción que la cárcel en Argentina no redime, que es un doble castigo, que está tarifado desde el teléfono y la comida hasta el sexo y la droga. Para uno o para mil. Los mayores de 70 tienen miedo que los dejen como últimos pretendientes de un respirador. Los presos, que viven en el doble castigo: sin libertad y con otro sistema de valores, de premios y de coimas, también se rebelan, con mas poder que el de los ancianos, que ofertan, al mejor estilo Hobbes, la yugular. Las cárceles son el “fuera de la ley” de la democracia y sus demócratas de pacotilla. Si son pocas y feas e inseguras no es por los presos, es por los insensibles libertos. Hay una discriminación tan exacta que no se puede disimular.
DETRÁS DE LOS BARROTES
Se necesita definir otra palabra. Motín. Cómo se pronuncia: nombre masculino. Revuelta o agitación con la que un grupo más o menos numeroso de personas quiere mostrar su oposición contra una autoridad, utilizando para ello la protesta, la desobediencia o la violencia. El motín es una revuelta o rebelión multitudinaria contra el orden establecido.
El motín no es democracia. Ceder ante el motín es reconocerles legitimidad. Algunas declaraciones no ayudan. Se sabe que en los sitios cerrados el problema de contagio puede ser alto. Los longevos lo sabemos. Algunas palabras no ayudan al equilibrio…“Quiero dejar en claro que no existe esa supuesta amenaza de invasión de violadores y asesinos por las calles de Rosario, Santa Fe, Venado Tuerto” /…/ “los jueces en Santa Fe han trabajado con prudencia extrema”. «Para que la gente se quede tranquila, en Rosario se presentaron 300 hábeas corpus y pedidos de morigeración del encierro, y se resolvieron favorablemente un 5 por ciento, no sólo como consecuencia por Covid, lo que es una cifra insignificante”… Debería saber, quien dijo tal cosa, que no es uno o mil, es un concepto u otro.
El siglo XX se encontraba con Justicia Social incumplida, Democracia muy imperfecta. El Siglo XXI le agregó Código Narco, Violencia Urbana y Corrupción Estructural. La pandemia del 2020, verdadera entrada al Siglo XXI le acaba de agregar, en Argentina, el Estado de Jauría. No hay códices para esto. No todavía. Ojalá los Gobernantes sepan cómo salir de esta puerta abierta: Estado de Jauría inminente.